viernes, 15 de junio de 2012

Chapter 2012.

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Escuchas sonidos intensos. Quizá en alguna parte de tu cabeza haya algo que te dice que pares, que ya basta. Es como si las estrellas, después de haberlo esperado durante tanto tiempo te estuviesen hablando. Te dicen que sí, que pares, que ya basta. Que el sol ya ha dejado de girar a su alrededor y los pájaros han dejado de cantar la melodía que escuchabais. Pero, eso solo pasa en tu cabeza. Quizá el corazón y la cabeza sigan sin estar de acuerdo, tal y como dijo Becquer: ''Mientras el corazón y la cabeza, batallando prosigan''. Que el corazón diga lo contrario no es agradable. En tu ''corazón'' está sentado en un sofá rojo, jugando a algún video juego. No tiene pinta de que vaya a salir de allí, y lo sabes. Huyes de todos los que pasan por delante, quizá incluso te gusten pero te da igual, sigues huyendo. Y sí, sabes bien porque es. No poder olvidar es una de las peores maldiciones de eso de ser humano, aunque haya muchos que la palabra ''olvidar'' entre en sus planes a cada paso que dan.
Te sientes idiota, sí. Yo también. Pero piensa que hay muchas personas en esa situación de estar perdido en el camino, de no saber a dónde tirar. Todo el mundo tiene un lado malo. Y venga, seamos realistas: ni las rosas son rosas, ni las violetas son violetas, ni la suerte se compensa. La verdad, muchas veces lo he dicho y muchas veces diré que la suerte ni siquiera llega, ni la suerte ni el destino existen. Venga, va, en serio, el destino se habría vuelto loco intentando manejar la vida de tantas personas. No confundamos términos. Lo que te toca, te toca. Y no lo decides tú, lo decide la gente de tu alrededor eligiendo decisiones acertadas, y otras no tanto. Tú solo haces la reacción, pero también elijes parte de las reacciones de otras personas, recuérdalo.
¿Y que a qué venía esto? A que estoy harta de que la gente, incluida yo, dejemos de ser nosotros mismos por las cosas que nos pasan y busquemos demasiadas explicaciones a las cosas que ni siquiera tienen una.