Cansada de buscarte y no encontrarte, de intentar que todo vuelva a ser como antes y te resistas. Cansada, de que las heridas no terminen de curarse, y de coser una y otra vez todo aquello que podría haberse cerrado del todo hace tiempo.
Y me resulta imposible levantarme y no pensar en lo que pudo ser, imposible no pensar en ti. En general.
Imposible no confundirme, imposible no ver que me echas de menos y no entenderte. Porque yo no entiendo a las personas que dejan de luchar. No, no me entra en la cabeza como alguien puede querer a otra persona, y no darle la mano.
¿Cómo poder preferir echar de menos a seguir teniendo? ¿Por qué dejar de luchar si puedes sacar fuerzas de donde no las hay? Siempre puedes sacar fuerzas. Siempre.
Y por eso, estoy cansada de darlo siempre todo yo. Cansada de siempre tener que demostrarlo todo, de desnudar mi alma y quedarme hecha pedazos.
No, ya basta. Basta.
Y algún día, me dijeron que encontraría a alguien al que querría con todas mis fuerzas, alguien que al que lo valoraría, lo idolatraría, y vería con esa persona lo que es querer de verdad a alguien. Y espero que llegue, porque yo pensaba que querer era esto. Y espero de verdad poder salir del bache, y que algún día todo vuelva a estar bien. Porque de las malas rachas se sale. Eso seguro. Pero sigo sin entender porque la vida es tan caprichosa y concede malas rachas a la gente que no ha hecho nada, y le ocurre todo lo bueno a las personas que nunca lo han merecido.