lunes, 21 de marzo de 2016

Cansada, eso parece al menos. Cansada de darlo todo por gente que no valora, cansada de que en poco tiempo, ver como cambia mi perspectiva sobre la humanidad. En general.
Cansada de buscarte y no encontrarte, de intentar que todo vuelva a ser como antes y te resistas. Cansada, de que las heridas no terminen de curarse, y de coser una y otra vez todo aquello que podría haberse cerrado del todo hace tiempo. 
Y me resulta imposible levantarme y no pensar en lo que pudo ser, imposible no pensar en ti. En general.
Imposible no confundirme, imposible no ver que me echas de menos y no entenderte. Porque yo no entiendo a las personas que dejan de luchar. No, no me entra en la cabeza como alguien puede querer a otra persona, y no darle la mano.
¿Cómo poder preferir echar de menos a seguir teniendo? ¿Por qué dejar de luchar si puedes sacar fuerzas de donde no las hay? Siempre puedes sacar fuerzas. Siempre.
Y por eso, estoy cansada de darlo siempre todo yo. Cansada de siempre tener que demostrarlo todo, de desnudar mi alma y quedarme hecha pedazos.
No, ya basta. Basta.
Y algún día, me dijeron que encontraría a alguien al que querría con todas mis fuerzas, alguien que al que lo valoraría, lo idolatraría, y vería con esa persona lo que es querer de verdad a alguien. Y espero que llegue, porque yo pensaba que querer era esto. Y espero de verdad poder salir del bache, y que algún día todo vuelva a estar bien. Porque de las malas rachas se sale. Eso seguro. Pero sigo sin entender porque la vida es tan caprichosa y concede malas rachas a la gente que no ha hecho nada, y le ocurre todo lo bueno a las personas que nunca lo han merecido.