lunes, 19 de diciembre de 2011

Hola Corazón.

Siento haber tardado tanto en escribirte, pero es que he estado bastante ocupada. Es como si el tiempo hubiera pasado y yo no me hubiera dado cuenta, como si las horas y los minutos no hiciesen días, ya que estos cuentan la mitad de lo que son.
He estado pensando, aunque la verdad no me ha servido de mucho. Todo da vueltas siempre a lo que tú me decías, a lo que tú me enseñabas. No he conseguido cambiar de opinión a cerca de las cosas, aunque si que he conseguido verlas desde otras perspectivas. He conseguido ver las demás opciones que tengo, las demás maneras de ser feliz. Mi cabeza dice que lo haga, que pruebe, que la vida es larga y todavía me queda mucho camino por recorrer, pero no puedo. Lo intento, te prometo que lo intento, pero te echo de menos. Desde el día en el que te llevaron ya no he sabido apenas de ti. ¿Dónde estás? ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué no respondes a mis llamadas? Sé que a esta carta tampoco vas a responder, pero espero que te estén cuidando bien, ya que yo no sé como seguir. Dime de quién es su Corazón, solo quiero saber eso. Y luego por favor, vuelve, que la cabeza y la razón no entienden de sentimientos, solo saben confundirme.
El otro día me fije en un sitio en el que solíamos ir tú y yo, a pensar, a aclarar nuestras ideas. ¿Te acuerdas? Solías decirme que lo intentase, que pasase lo que pasase no mirase a lo que dejaba atrás, que no mirase a los pasado que eso ya no sirve de nada. Que los sentimientos cambian, y que aunque pueden volver a surgir, que tú entiendes mucho de eso.
¿Sabes? Ayer volví a sentir, como si estuvieras aquí. ¡Va enserio! Volví a llorar. Pero esa chispa de esperanza que tú me solías dar no estaba. Solo notaba tu ausencia en un espacio infinito de opciones indecisas, de caminos abiertos y cerrados.
Siempre me decías que una pelea, mientras no se abandonase no estaba perdida. Te voy a hacer caso, no voy a abandonar. Pero para eso, por mucho que te ruegue que vuelvas tienes que quedarte ahí, justo donde estas. No quiero rescatarte Corazón, porque aunque llevemos toda la vida juntos quiero que te quedes donde estás, ahí, quieto. No te muevas ¿vale? Eres suyo, y aunque él no se de cuenta, estás dentro. Por mucho que intente echarte, no lo hagas. Por favor, sabré arreglármelas. Y sé que antes te he dicho que vuelvas porque no sé que voy a hacer sin tus consejos y sin tus sentimientos pero, no lo hagas, conseguiré arreglármelas para volver hasta ti. Conseguiremos estar otra vez juntos. Que como me dijiste tú una vez, lo imposible solo cuesta un poco más.
Bueno, y ya que no estás aquí no creo que me pueda volver a enamorar, o al menos no de la misma manera, ¿sabes? Así no tendré que sufrir tanto.
Y dicho esto, recuerda que te escribe una persona perdida en el camino del intento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario