martes, 27 de diciembre de 2011

No será este nuestro adiós.

Primero están los sueños; los rechazas, los vives después, luego los vuelves a rechazar por miedo a que no se cumplan... Más tarde sigues soñando y haciéndolos interminables porque, aunque sabes que no van a pasar quizá al menos ser feliz durante unos instantes esté bien, no del todo pero puede que lo esté.
Cuando empiezas a vivir los sueños, es como si estuvieses en esa nube tan lejos de la tierra. ¿Lo has sentido alguna vez verdad? Se puede sentir con una mirada o con un simple roce. Pero cuando de verdad pasa y piensas ese ''está pasando, está pasando'' una y otra vez, tantas veces que ya ni hace falta decir las palabras porque no te lo crees, no puedes convencerte a ti mismo de ello.
Cuando los estás viviendo, te convences a ti mismo de que nada puede traspasar esa coraza que te has hecho, sí, esa en la que estás metido y en la que has echado aceite para que todo se resbale. Nada puede traspasarla, y tú de verdad lo piensas y crees que será así para siempre.
Por último, ves que todo se apaga. Intentas con todas tus fuerzas que no pase, te aferras a ello como nunca lo habías hecho y tiras de él para que no se escape de tus manos. Pero no puedes.
De repente todo acaba. Estás sola en esa coraza y notas el silencio, el frío y el espacio vacío que hay en esta. Mas no te perdonas porque ves que la que ha perdido eres tú. No hay luz, no hay música que valga que te haga sentir bien. Los espejos reflejan una sonrisa borrosa y falsa, la cual por dentro es un tanto apagada y gris. Mas no abandonas la coraza, sabes que a lo mejor tiene algunas grietas, que está un poco descolorida y un tanto sola pero no lo haces, es demasiado, ha sido demasiado. Crees que puede que nunca vuelvas a tener nada igual e intentas convencerte de que puede que tenga arreglo.
''Lo lograré. Lo imposible solo cuesta un poco más.'' No hay otro pensamiento en tu pequeña cabeza. Escucha esto: que no lo haya. No dejes que nadie se interponga ni que nadie te diga lo que tienes que ser, lo que tienes que hacer. Piensa bien lo que quieres, lo que siempre has querido. Aunque haya escapado puede que vuelva.
No le digas que le quieres, no le digas que le echas de menos. Ya se nota demasiado. Y recuerda que no has perdido, no has abandonado, ¿no?
Te sientes como una mierda, lo sé, yo me siento igual. Pero esa pequeña luz se va a ir acercando y te sacará de ese agujero negro, verás. Recuperaremos nuestra vida, o al menos eso espero.
Te voy a dar un último consejo: confía en todo el mundo pero a la vez, no confíes en nadie. Ni tú misma eres capaz de dejar de traicionarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario