martes, 3 de enero de 2012

D.

He estado pensando. La vida nos da miles de palos pero, ¿alguien se molesta en recogerlos? En esos palos hay miles de cosas escritas, en cada uno una. ¿Alguien se ha molestado en leerlos? No, nadie. Y quienes los leen, ¿alguno se  ha molestado en hacerles caso? No, ninguno. Ahí viene eso de que siempre nos caemos con la misma piedra. Todos cometemos errores y siempre volvemos a caer en los mismos, tarde o temprano. Es ley de vida aprender de ellos, sí, es verdad. Pero yo creo que también es ley de vida cometerlos más de una vez a lo largo de nuestros días. Si te paras a pensar, la raza humana tiende a ser masoquista. Yo lo soy también, con lo cual soy humana. Soy masoquista porque quiero a alguien con el que ni siquiera hablo; soy masoquista porque veo sus fotos aun sabiendo que me duele; soy masoquista porque tiendo a escribir sobre este tema; soy masoquista por muchas otras cosas también. Estoy segura de que tú también eres masoquista, ¿o no? Venga, párate a pensar: ¿Cuántas veces has leído los mensajes que te envió? ¿Cuántas veces has visto sus nuevas fotos y has dicho ''dónde estría yo en ese momento''? ¿Cuántas veces has marcado su número de teléfono,  has esperado y luego lo has borrado? ¿Cuántas veces has pensado en verle ha escondidas aun sabiendo que te dolería? Yo muchas, y estoy segura de que tú también.
Seguro que parece difícil, pero solo quiero que hagas una cosa: cierra los ojos y, aunque no te oiga, da igual, dile todo lo que le tengas que decir, TODO. Todo lo que se to ocurra, dilo. Y luego, en el peor de los casos empezarás a llorar, pero ¿sabes? No importa. ¿Que por qué? Porque aunque llores, aunque veas que después de esto no puedes más, al menos habrás visto todo lo que le quieres. Y luego te tienes que parar a pensar, ¿crees que encontrará a alguien que le quiera, que le cuide y que le ayude tanto como tu lo haces? Yo creo que no, y que si lo hace, ni él sabrá donde está. Nadie elige el amor, eso está claro. Es un sentimiento con el que cupido nos maldice; él se ríe de nosotros cuando ve que sufrimos por amor. Propongo una cosa: dejemos de ser masoquistas, no le demos ese gusto.

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