jueves, 20 de septiembre de 2012

Chapter 2012. Page 263.

Que no son las ganas de salir de fiesta, ni las ganas de escuchar tu voz. No es la hora de la siesta, ni la hora en la que caigo rendida en la cama después de un día machacador. No es nada de eso, ni ninguna de las cosas superficiales lo que me hacen ir a otro planeta. Es la música, son unas simples rasgaduras de guitarra o las notas de una pequeña pieza con el piano. Unas notas por aquí, unos acordes por allá. Un mi después de un re. Unas pequeñas gotas de lluvia como imagen de fondo, y ya estoy en un mundo desconocido y salvaje del que no me gustaría salir. Ese sitio en el que aunque las ganas de llorar aumenten y la realidad se vea más clara, no me hace falta enfrentarme a ella: en ese sitio, está superada.
Tengo mil historias y mil frases basadas en la música, en pequeños trozos de canciones que me traen algún recuerdo del que tengo que escapar. Mil y una frases en la que su nombre retumba en el papel y mancha la tinta de negro. Mil y dos palabras en las que, cada una de ellas, expresa un sentimiento, y cada uno de ellos, unas ganas inmensas de no salir de ese mundo paralelo.
Y pasan los días, y notas como no puedes volver al mundo real... Tranquila, es normal. Lo que te hacen sentir cuando escuchas esa canción no es nada fuera de lo común, a mí también me pasa. Es uno de esos momentos en los que ya todo da igual, en los que ni las lágrimas se atreven a salir: saben que las vas a secar en cuanto lo hagan.
Yo también lo siento, yo también siento esa necesidad de escapar a veces. Yo también siento esas ganas absurdas de irme a cualquier estación de tren, coger un billete y bajar en la última parada que encuentre. Pero sería una acción demasiado cobarde por mi parte, una acción demasiado estúpida, también. Al fin y al cabo, habría que volver algún día, y ese parentesis puede que no hubiera servido para nada, más que para empeorar las cosas.
Estoy pensando, que quizá esa idea de escapar... Quizá, no sea tan mala idea. Aunque empeore las cosas, la tranquilidad que me dejaría sería mayor que la montaña rusa en la que estoy montada. Huelo esa tranquilidad desde aquí. Esa falta de cosas en las que pensar. Esa falta de ideas a las que perseguir... Si existiera un lugar, un solo lugar en el que pudiera estar solo yo con mi música, aunque fuera solo por unos instantes... Iría sin dudarlo, iría a cualquier parte.

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