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He pintado una pared de un color negro muy muy apagado. ¿Sabes por qué? Porque todavía no he sabido salir de este abismo. Esa pared representa lo hundida que estoy en este túnel sin fondo, lo desesperada que estoy por salir de aquí. Representa todo lo malo que me ha pasado, que me está pasando y que me podrá pasar.
He pintado la siguiente pared de un color verde, verde esperanza. Porque a pesar de todos los errores, de todos los pasos hacia atrás, de todas las heridas sin curar... a pesar de eso sigo teniendo esperanza de que todo lo que me pasa acabe saliendo bien. Si no es por la puerta, será por la ventana.
He pintado la siguiente de un color gris nublado. ¿Sabes por qué? Porque ese color gris quiere representar mis paranoias, mis imaginaciones no ciertas. Quiere representar todo lo malo que se me pasa por la cabeza, pero a la vez todo lo bueno que espero pasar. Es un color gris un tanto estropeado, pero consigue resaltar, al igual que el resto.
Y he pintado la última de un color azul eléctrico, sí, ese azul eléctrico que tanto me gusta, mi color favorito. Este color os representa a todos vosotros, a todos los que estáis a mi lado cada vez que me hundo y me ayudáis cada vez que me caigo, sí, me ayudáis a levantarme. A todos los que alguna vez, en vez de hablar habéis decidido dejarme llorar abrazados a mi. Y a ti, por haber estado ahí aunque no te viera.
Ahora, nos toca elegir el color del mundo en el que estamos. Tenemos que pintarlo a nuestra manera.

Porque por mucho que digan, no vas a poder llevar del todo el timón del barco, pero puedes llevarlo a tu manera, dentro de lo que cabe.